viernes, 13 de marzo de 2009
BOSQUE DE ROSAS
Allí despacio te diré mis cuitas;Allí en tu boca escribiré mis versos!— Ven, que la soledad será tu escudo! Pero, si acaso lloras, en tus manos Esconderé mi rostro, y con mis lágrimas Borraré los extraños versos míos.Sufrir ¡tú a quien yo amo, y ser yo el casco Brutal, y tú, mi amada, el lirio roto?Oh, la sangre del alma, tú la has visto? Tiene manos y voz, y al que la vierte Eternamente entre la sombra acusa. ¡Hay crímenes ocultos, y hay cadáveres De almas, y hay villanos matadores! Al bosque ven: del roble más erguido Un pilòn labremos, y en el pilòn Cuantos engañen a mujer pongamos!Esta es la lidia humana: la tremendaBatalla de los cascos y los lirios!Pues los hombres soberbios ¿no son fieras?Bestias y fieras! Mira, aquí te traigoMi bestia muerta, y mi furor domado.—Ven, a callar; a murmurar; al ruidoDe las hojas de Abril y los nidales.Deja, oh mi amada, las paredes mudasDe esta casa ahoyada y ven conmigoNo al mar que bate y ruge sino al bosqueDe rosas que hay al fondo de la selva.Allí es buena la vida, porque es libre—Y la virtud, por libre, será cierta,Por libre, mi respeto meritorio.Ni el amor, si no es libre, da ventura.¡Oh, gentes ruines, las que en calma gozanDe robados amores! Si es ajenoEl cariño, el placer de respetarloMayor mil veces es que el de su goce;Del buen obrar ¡qué orgullo al pecho quedaY còmo en dulces lágrimas rebosa,Y en extrañas palabras, que parecenAleteos, no voces! Y ¡qué culpaLa de fingir amor! Pues hay tormentoComo aquél, sin amar, de hablar de amores!Ven, que allí triste iré, pues yo me veo! Ven, que la soledad será tu escudo!
MUJERES 1
MUJERES 1
Ésta, es rubia: ésa, oscura: aquélla, extraña Mujer de ojos de mar y cejas negras:Y una cual palma egipcia alta y solemne Y otra como un canario gorjeadora. Pasan, y muerden: los cabellos luengos Echan, como una red: como un jugueteLa lánguida beldad ponen al labio Casto y febril del amador que a un templo Con menos devociòn que al cuerpo llega De la mujer amada: ella, sin velos. Yace, y a su merced; —él, casto y mudo En la inflamada sombra alza dichoso Como un manto imperial de luz de aurora. Cual un pájaro loco en tanto ausente En frágil rama y en menudas flores De la mujer el alma travesea:Noble furor enciende al sacerdote Y a la insensata, contra el ara augusta Como una copa de cristal rompiera:— Pájaros, sòlo pájaros: el alma Su ardiente amor reserve al universo.
A LOS ESPACIOS
A LOS ESPACIOS
A los espacios entregarme quiero Donde se vive en paz, y con un manto De luz, en gozo embriagador henchido, Sobre las nubes blancas se pasea,— Y donde Dante y las estrellas viven. Yo sé, yo sé, porque lo tengo visto En ciertas horas puras, còmo rompe Su cáliz una flor,— y no es diverso Del modo, no, con que lo quiebra el alma,Escuchad, y os diré: —viene de prontoComo una aurora inesperada, y comoA la primera luz de primaveraDe flor se cubren las amables lilas...Triste de mí: contároslo queríaY en espera del verso, las grandiosasImágenes en fila ante mis ojosComo águilas alegres vi sentadas.Pero las voces de los hombres echanDe junto a mí las nobles aves de oro:Ya se van, ya se van: ved còmo rueda La sangre de mi herida. Si me pedís un símbolo del mundo En estos tiempos, vedlo: un ala rota. Se labra mucho el oro, el alma apenas!— Ved còmo sufro: vive el alma mía Cual cierva en una cueva acorralada:— Oh, no está bien:me vengaré, llorando!
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